por Saieva-Bsas - 09-may-2022
Compartimos unas palabras de nuestro alumno Mariano que ha recibido el makimono (pergamino tradicional) con la graduación de Shoden de Niten Ichi Ryu, aquella que corresponde a quienes dominan los katas de espada larga.
"Haber tenido el inmenso honor de recibir la graduación de Shoden me lleva a recordar dónde estaba y quién era yo, seis o siete años atrás cuando comencé esté camino. Ése muchacho nervioso que acababa de pasar los treinta años y nunca había practicado ningún arte marcial ni disciplina deportiva o física, que había llegado a un Dojo sin saber qué esperar, pero atraído por saber que allí se enseñaba el estilo de Miyamoto Musashi Sensei, con quién me acercaba más mi experiencia como escritor y poeta.
Sin embargo, apenas di los primeros golpes, sentí una experiencia que no podría definir, nada tan alto como una iluminación, debería decir que fue un impulso, una especie de golpe de energía que me llevaba a querer seguir tirando más golpes, y luchar con la persona que tenía en frente. Daba la casualidad que en esa primera clase había probado el combate, con shináis y bogú, la parte que no pensé que me gustaría. Y sin embargo me había encantado. Luego, la segunda clase, por fin pude experimentar el estilo de Musashi Senséi. Y la verdad, quedé anonadado. Me dijeron que tomara la espada con una mano, en una posición baja. Uno, dos pasos, y zas: una estocada a la garganta. ¿Qué era eso? Era totalmente distinto a lo que yo entendía (que era bien poco) debía ser la forma de manejar una katana. ¿No se hacía con dos manos? ¿No se suponía que debía cortar? Pero había algo en común con la clase anterior. Quería seguir haciéndolo.
Jamás pensé que podría llegar a hacer los doce katas de espada larga. Y, sin embargo, estoy aquí, y pienso que ese camino desde los primeros nervios, a poder ver el Makimono, es realmente un mundo de distancia.
En el medio hubo muchas formas de ponerme nervioso y, muchas veces, sentí el miedo de que la decepción, el cansancio, el hastío, pudieran llegar a sabotearme, como me había sucedido en otros momentos de mi vida, con otras actividades. Hubo cuestas arriba, pero la oportunidad de ponerme el bogú o aprender algo nuevo de un kata, siempre terminaron desvaneciendo los viejos nervios. Hoy no soy él mismo, sé tomarme mis defectos con más humor. Mis Senpáis me dijeron muchas veces que fuera más compasivo conmigo mismo, que no escuchara esa voz en mi cabeza.
Por suerte, cada vez que las dudas amenazaban con venir a nublarlo todo, había alguien en frente, con bugú y shinái, o bokuto en mano, más antiguo o más nuevo, dispuesto a no dejar que me distrajera.
Domo arigato gozaimasshita a mis Senpáis y Kouhais, los que están y los que ya no, por haber empuñado esa espada. Domo arigato gozamiasshita a mi familia, que me apoyó y siempre me dijeron que siguiera haciéndolo aunque no sabian muy bien qué. Domo arigato gozaimasshita a Senséi por haber traído estos cuatrocientos años de camino a nosotros.
Mariano,
Dojo Vicente López, Argentina.
comentarios Cristian E. Bressan - Buenos AiresOmedeto Mariano por la graduación de Shoden de Niten Ichi Ryu.-